El pasado de los héroes



Franciso de Orellana

Lorenzo nos cuenta que Francisco de Orellana  siente que los límites de su tierra se le han quedado pequeños y desea irse a surcar las Américas con Pizarro. Los dos  llegan a territorio inca y los indios alucinan cuando ven las ansias de oro de los españoles, sienten que se comerían el oro sin pensarlo.

 En una batalla contra los indigenas, Orellana pierde a un ojo, ésto le obliga a trasladarse a Santiago de Guayaquil, allí se convierte en gobernador y se preocupa por aprender los dialectos de los nativos.

Una vez en Guayaquil,  escucha que en Colombia se habla de lagos mágicos que colocan a su gurú en el medio del lago, éste se alza y el chaman se llena de oro, de ahí proviene el Mito del dorado.



Pizarro, guiado por sus ansias de oro, vacío la laguna y consiguió lo que más ansiaba, el oro de los indigenas. Ahí nace el mito del reino del dorado, ciudad perdida de oro.  Siguiendo en busca de lugares perdidos, el hermano de Pizarro se embarca en la búsqueda de  la ciudad de la canela y del oro, Orellana se quiere unir pero lo que se encuentra es una pesadilla, pues al llegar a la selva amazónica se da cuenta que la expedición no ha traído más que muerte.

Pizarro le ordena que tiene que partir en busca de ayuda, pero en el camino se encuentra con varios indígenas que le hablan de una tribu formada por mujeres. Orellana quiere conocer esas mujeres y en un momento determinado se entabla la guerra entre ambos bandos. a Orellana  le llama la atención tanto la manera que tienen de luchar estas amazonas que en honor a ellas bautiza al gran rio, el Amazonas.

Percy H Fawcett

Para Lorenzo, el explorador por antonomasia, hijo de la armada británica. Tuvo la fortuna de ser destinado a la actual Sri Lanka y cada día paseaba por los templos de la región, donde descubría  historias fascinantes.

Fawcett creía en esas leyendas porque era la única manera que tenían los antiguos de transmitir conocimiento a las futueas generaciones.  Precisamente es allí donde escucha hablar de leyendas situadas en el Amazonas, que habla de Mu, el continente perdido.

En 1906, Fawcett encuentra un manuscrito en una biblioteca de Brasil con la nomenclatura 512, que  habla de una expedición que estuvo cerca de la ciudad perdida. Sigue sus pasos y está cerca 10 años en la selva amazónica, finalmente llega a un sitio tras haber pasado por dos columnas de cuarzo. Ahí encuentra unos símbolos idénticos a los que le hablo un monje mientras estaba en Sri Lanka.

En la expedición, Fawcett está acompañado por su hijo, y constantemente envía noticias acerca de su aventura, hasta que desaparece. Quienes van en su búsqueda también desaparecen. Ya lo decían los indigenas:  “si vas, no vuelves”

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